Sin esta barra de piedra, no disfrutaríamos de esta
Hace miles de años, el paisaje de este lugar era algo diferente. Existía, también, una extensa playa, pero la orilla del mar se situaba donde hoy se encuentra La Barra. Los aportes de agua dulce que llegaban a ella, provenientes del barranco de La Ballena, contribuyeron a que tal playa se endureciera y se compactara, formándose la roca que hoy puede verse. Mucho tiempo después, la fuerza del mar y del viento esculpieron La Barra y las peñas que sobresalen del mar, hasta darles la forma que tienen actualmente.
El nombre de la playa siempre ha estado vinculado a La Barra, que le confiere su personalidad propia. Antiguamente, se la conocía como playa del Arrecife, debido a que La Barra sobresalía del agua como un arrecife. Posteriormente, ésta se explotó como cantera de piedra para extraer roca destinada a la construcción de la ciudad y a otros usos, como la fabricación de pilas para destilar agua. En recuerdo de esta antigua cantera permanece, aún hoy, su nombre de playa de Las Canteras.
La Barra es la defensa natural que da refugio a la playa. De no ser por ella, la fuerza del mar y del oleaje harían desaparecer la arena.
En dirección a La CICER, a la altura de Punta Brava, podemos encontrar testigos de un periodo climático diferente, cuando el mar empezó a recuperar el terreno perdido tras la última glaciación (18,000 años). Aquí aparece un material crema o rosado típico de una zona de inundación, con limos y arcillas y conchas de caracoles terrestres. Es la prueba de que hace unos 7,000 años, en Las Canteras, había un ecosistema semejante al de la Charca de Maspalomas, en el sur de Gran Canaria.