El doctor en Historia Moderna y profesor titular de la Universidad en el Departamento de Ciencias Históricas de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Germán Santana Pérez, será el responsable de narrar la importancia que tuvieron, y se refleja aún hoy en día, de los ataques piratas a las islas. En concreto, el profesor de historia, tratará de explicar a quienes se acerquen el sábado día 21 al barrio pesquero de San Cristóbal. A las 12: 30 horas comenzará el recorrido histórico que Santana ha titulado: 'Historia del corsarismo en Canarias: De la Torre de San Pedro al barrio de San Cristóbal'.
“Desde siempre nos hemos dejado deslumbrar por el mundo mágico y aventurero de los piratas y corsarios de mares lejanos como el Caribe”, explica el experto historiador. Además asegura que todas las personas de alguna manera nos hemos sentido atraídos por la libertad (en momentos en los que no existía en España), el desparpajo, la resistencia, la rebeldía y la capacidad de superación de los piratas. Y es un hecho demostrable y del que han dado fe varios historiadores que desde el descubrimiento de las islas en el siglo XIV, nuestras costas se vieron amenazadas por las incursiones de expedicionarios europeos, e incluso turcos y argelinos, que se acercaban con el objetivo de saquear y capturar esclavos. Tras la conquista de las Islas y especialmente a raíz del descubrimiento de América, estas embarcaciones aparecían para capturar los navíos llenos de mercancías y saquear las principales ciudades del Archipiélago durante casi dos siglos, del XVI a XVIII.
El profesor y experto universitario afirma que en este recorrido organizado por la Concejalía Delegada Ciudad del Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, dentro de la actividad ‘Piratas del Atlántico’ “nos adentraremos por las características principales del corsarismo en las islas que incluyó ataques, defensas, secuestros, personajes heroicos, banderas de calaveras, patas de palo, garfios y hasta tesoros enterrados en la arena”.
Con este atractivo insiste en que además “veremos el papel que jugó en este entramado la ciudad de Las Palmas y en concreto el litoral de San Cristóbal y la Torre de San Pedro”. Explicará también como la presencia corsaria se hizo eco en la imaginación colectiva de los canarios, que trató de advertir sobre esta intimidación constante a través de refranes, dichos, canciones, romanceros, loas religiosas, intercesiones divinas a favor de los atacados o capturados, hechicería, maldiciones e historias cotidianas en general. “Tal fue su influencia que podemos decir sin lugar a dudas
que el corsarismo ha condicionado nuestra vida cotidiana y, por tanto, nuestra Historia”, señala.
Anécdotas en Gran Canaria y en el barrio de San Cristóbal
Tal y como nos cuenta Germán Santana, una anécdota singular ocurrida en la isla de Gran Canaria, es que en enero de 1667, el holandés Jacob Juan Yser, capitán y dueño del navío Delfín Dorado dio poder al capitán Sebastián de Toro, vecino de Teror, para que pudiese comparecer ante la justicia en razón de las averiguaciones y descubrimiento de 3 talegos que contenían 9.000 reales, que se desembarcaron de su navío en el puerto de Gando el 16 de enero de 1667. Jacob Juan Yser aseguraba que ese tesoro procedía de un navío de turcos que había apresado, enterrándolos en la arena de ese puerto. Sin embargo, algunas personas los habían desenterrado llevándose el dinero que tenían.
Y otra anécdota ocurrida, esta vez en el propio barrio de San Cristóbal fue que en 1678 dos navíos moros apresaron a dos barcos debajo del castillo de San Pedro de la ciudad de Las Palmas.
Bajeles, bergantines, carabelas, embarcaciones de ensoñación que se atrevieron a surcar las aguas y arriesgar sus vidas, se encontraron en Canarias una población que sin cuerpo militar hizo frente con medidas defensivas civiles. A pesar de que la monarquía preocupada por los ataques enviara al ingeniero Torriani a estudiar el terreno y construir castillos y fortalezas en las principales ciudades, no se creó hasta 1886 el Ejército Territorial de Canarias.