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Vela latina

Modalidad de competición

Competiciones en regatas de Vela Latina Canaria.

La vela de los botes ha de guardar la forma latina de triángulo, con una medida por la eslora no superior a la eslora del bote. Deporte absolutamente amateur, tradicional y autóctono.

Aproximación histórica al la vela latina canaria

Un Bote de Vela Latina Canaria es la réplica de aquellas embarcaciones destinadas al trabajo en faenas portuarias y de pesca. Se tiene constancia periodística de la primera regata organizada, que data del 24 de Julio de 1904, con motivo de la celebración de las Fiestas Patronales del barrio de San Cristóbal. En el programa festivo del barrio se anunciaban regatas de botes de vela, desde la Puntilla hasta el Muelle de Las Palmas. Entre aquel lejano 24 de julio de 1904 y nuestros días, destacan con luz propia las décadas de los treinta a los sesenta; la primera de ellas gracias a la Sociedad Deportiva Ahemón, constituida en el seno de la familia botera y que, respetando sus peculiaridades, marcó la pauta reglamentaria y organizativa de la que adolecia la Vela Latina Canaria, siendo ésta una etapa deéntica pasión por los botes.

El uso de los botes en su inicio como instrumento de trabajo nunca estuvo contrapuesto a la utilización de los mismos como elemento de diversión y competición. Sólo hasta épocas muy recientes, se utilizó única y exclusivamente como actividad lúdico-deportiva la Vela Latina. Sólo se ha dado, al menos dentro del Estado Español, dos casos de evolución hacia un verdadero deporte de Vela Latina, a principios de este siglo: Uno en Las Palmas de Gran Canaria, “Los Botes” y otro en Cartagena, los “42 palmos” y los “21 palmos”. Hay elementos en Las Palmas de Gran Canaria que la convierten en la cuna lógica de nuestra expresión autóctona marina, el campo de regatas, su litoral y la frecuencia del alisio. No es casualidad el repetido oro olímpico ni los numerosísimos títulos internacionales de nuestros nautas, ya que además del buen tiempo, técnicos, federativos y la predisposición de nuestra gente para todo tipo de deportes, los cambios en la intensidad y en la dirección del viento en este campo de regatas, son un banco de pruebas ideal para acudir con garantías a cualquier lugar del mundo. Centrando este punto en las regatas de botes, con navegación en ceñida y con la complejidad de sus maniobras, no basta con tener una embarcación veloz, hay que añadir la puesta a punto, la coordinación de sus tripulantes y la acertada táctica de su patrón.

Este tremendo aliciente se complementa con la duración del espectáculo (una hora y cuarto, aproximadamente) y con la presencia de aficionados de principio a fin de las regatas, seguidores que contribuyeron a la ampliación de nuestra flota y que con su esfuerzo económico y con el tiempo distraído de sus obligaciones familiares, e incluso laborales. El alisio, siempre fiel, de abril a octubre cada año, garantiza un extenso calendario.

La evolución en Las Palmas de Gran Canaria estuvo condicionada, primero por la preexistencia de una fuerte tradición deportiva de Vela Latina y en función de los complicados trastornos dentro de la Gran Bahía; segundo por la presencia de un gran puerto con crecimiento continuo y tercero por la existencia de fuertes capitales relacionados con el sector portuario, que entraron en relación con las tradiciones veleras.

Importantes tradiciones constructivas navales en madera y la implantación del Real Club Náutico que se encargó inicialmente del desarrollo y consolidación del deporte de la Vela Latina. El desarrollo inicial de la Vela Latina de competición fue un proceso que se mantuvo mucho tiempo al “socaire” de la consolidación de las clases internacionales de vela ligera, sus inmediatos rivales en cuanto a competencia en recursos económicos. Resulta fundamental el hecho de la aparición de un deporte a partir de una actividad tradicional.

La guerra civil supuso el fin de una manifestación que fue pujante en los años previos a ésta, las circunstancias económicas derivadas de la II Guerra Mundial, acaban con la continuidad de la competición en 1943, conservándose en varaderos algunos botes y desapareciendo la mayor parte de la flota por su abandono e inadecuado emplazamiento, hasta que reaparece algunos botes pequeños a finales de los cincuenta, y se volvió a recuperar en los años 60 por un segundo impulso deportivo formándose en 1961 el Club de Vela Latina.

Se solicita la preceptiva autorización de Marina y en el año 1962 se celebran dos campeonatos, uno de la serie A, botes de tamaño igual a los existentes y otro para la serie B, estos últimos más pequeños y de varios tamaños, estando comprendida la eslora de los mismos entre los 4,50 y los 5,50 metros. A partir del año 1963 sólo existen los botes de 6,55 metros de eslora.

El periodo comprendido entre los años 1965 y 1970 la competición se celebra en dos grupos, los llamados Grupo I y Grupo II, estableciéndose descenso al grupo II de los dos últimos clasificados del grupo I y ascenso a este grupo de los dos primeros clasificados del grupo II. En el año 1997, el campeonato se celebra dividiendo a los botes inscritos en dos grupos, conformándose con los tres primeros clasificados de cada grupo una liguilla de todos contra todos, a una sola vuelta, para dilucidar el título del campeón.

A finales de los 70, coincidiendo con el auge de los deportes autóctonos se incorpora la otra modalidad deportiva actual de la familia de la Vela Latina Canaria: la de los Barquillos, primero en Lanzarote y desde hace unos pocos años en Fuerteventura, que utiliza similar tipo de vela, aunque con marcadas diferencias en su casco.

Desde el año 89 se constituye la Federación de Vela Latina Canaria, nombrándose la primera Junta Gestora, celebrándose las primeras elecciones en el año 1991. Se manifiesta mediante celebración de regatas en la misma época del año (Marzo a Octubre), aprovechando los vientos alisios; en competiciones de tres modalidades diferentes: Campeonato, Copa Isla de Gran Canaria y Torneo Eliminatorio. Se manifiesta, también, mediante cursillo de iniciación en nuestra Escuela de Vela Latina Canaria. Mediante charlas divulgativas en colegios y asociaciones de vecinos. En certámenes de Dibujo y Fotografía. Todo ello, tiene reflejo en todos los medios informativos.

Permanece la forma de regatear, “Ceñida” (ángulo de 45º en relación con la dirección del viento), el recorrido tradicional, con un cambio en el mismo, a la llegada del Muelle Deportivo y las características fundamentales y tradicionales del bote, con algunos cambios en cuanto a los materiales utilizados en maniobras y velas.

Qué ha cambiado estos años

La afición por barrios ha dado paso al patrocinador, por la importancia del apartado económico, ya que hoy día en este sentido depende de los patrocinadores.

El tamaño de la vela y aparejos, así como la calidad de los materiales usados y han cambiado los viejos patrones, que han sido sustituidos por jóvenes procedentes de la vela ligera.

El apoyo institucional, tras la llegada del Gobierno Autónomo de Canarias, que le ha dado mayor importancia a los deportes autóctonos y tradicionales canarios.

Otro cambio evidente, ha sido la incorporación de la mujer en todas nuestras regatas de botes (a partir de los 90). 

Evolución de la vela latina canaria

La Vela Latina corre peligro en su continuidad, debido a la seria amenaza que supone la transformación de “Nuestro Campo Regatas”. El litoral de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, que puede verse seriamente comprometido con el nuevo Plan de Costas. Ya hemos tenido que recortar nuestra tradicional llegada al “Boyón de la Campana”, motivada por la nueva terminal de contenedores y verse afectado el recorrido con el espigón frente  al Muelle de las Palmas. Lucharemos para que nuestro campo de regata no se vea nuevamente afectado  ya que uno de nuestros objetivos esenciales es mantener la tradición, pero si podemos decir que hemos mejorado en cuanto a infraestructuras y organización Federativa.

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